En el frío arroyo,
entre blancos nenúfares,
lavo mi cara.
Veo las primeras nieves
a lo lejos, dejo que entren
en mi corazón.
Tras saludarla,
la mañana me trajo
un cesto de recuerdos.
***
En la tarde de otoño,
al maullar de los gatos,
se despertó una flor.
Noche y reposo,
lluvia y silencio siguen
las huellas de mis pasos.
¡Qué hermosura cantar, tan solo,
mientras acude el sueño!
***
A la luz
del plenilunio,
voy buscando mi nido.
No me doy prisa.
Pienso en la blanca cigüeña,
su vuelo purifica.
¡Qué gozo alzarse
sobre el cráter de la montaña!
La lava soy yo mismo.
Maravilloso.. 🙂
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Muchas gracias Mamen. Que tengas un buen día.
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