Entre la luna y yo,
tu vientre se mecía.
Tus manos en mi piel
se interponían
mientras te desnudaba.
Cuando te fuiste a dormir,
en mí dejaste
el beso de tus huellas.
***
En el jardín,
por encima del loto, se enciende
el cuarto creciente.
Rojas libélulas
vuelan entre las hojas, escucho
cómo las rozan.
A mi torpe corazón,
sólo lo mueve el viento
en su locura.
***
Lluvia de anoche.
Llanto lunar abierto
sobre mi alma.
Flor de tristeza,
nubes en mi ventana,
la calle sola.
Nieve tras los cristales,
el aire perfumado…
¡Un nuevo día que empieza!
Sensualidad mezclada con añoranza y tristeza.. Me gustó, Luís.. 🙂
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Bonito comentario que te agradezco. Buenos días.
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¡Hermosos versos, Luis Ignacio!
¡En cuántos espacios publicas! Ya recorrí 3 o 4.
Gracias por tu visita a mi blog.
Cariños.
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Buenos días, estimada Marta. Muchas gracias por tu amable comentario y gracias por visitar mis páginas. Un abrazo.
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