Gráciles nubes
sobre el estanque
de lotos.
Aquellas aguas fueron
fuente de asombro
en mis primeros años.
Me extasiaba contemplando
al somorgujo,
cabeza abajo y pataleando.
***
¿A qué luz hube de asirme,
desesperado estudiante, para apartarme
de la idea corriente del mundo?
Tras infantil laboratorio,
abrí mi juvenil abdomen
a una incipiente soledad.
En mi vejez, rota la vieja red,
lo paso todo por alto; tan sólo escucho
el murmullo de las olas.
***
Parecía muerto,
oía las voces
de extraños visitantes.
Transcurrían mis días
bajo cielos de plomo.
Furiosas corrientes
me arrastraban fuera
de este mundo.
Los recuerdos siempre quedan en la memoria, sean alegres o tristes.. Muy bonitos versos, Luís.. 🙂
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Gracias. Feliz día.
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