Cual gota de rocío,
una estrella luciente
pende sobre mi casa.
Me responde la hoja
de una espada abriendo, sin clemencia,
mis ajados principios.
Creo ser una palabra…
¡pero no sé si estoy
en lo cierto!
***
Durante años estuve hechizado,
la luz de una brillante linterna
iluminaba el campo de batalla.
En lo alto de un puente que atraviesa
eternales orillas, alcé mi escudo
sosteniendo en la diestra una mágica espada.
Mi barca se hundía en un profundo mar
cuyas olas sonaban con trémolos de arpa
y hacia los cielos alzaban una corona de espuma.
***
Por la ventana,
vi mi cielo
y mis errores.
Mis palabras se perdían.
Repentinamente,
¡miré hacia afuera!
Desde los florecidos cerezos,
me llegaba un aroma
muy especial.