Me adentré en oscuros bosques
para aquietar mis deseos,
diabólicas imágenes incendiaban mis ojos.
Emprendiendo un viaje por remoto lugar,
quise apagar mi fuego
y, entonces, sonreíste.
Ardía tu silencio
cuando te alejaste de mí…
Las palabras no fueron necesarias.
***
No te olvido. Tú, rotunda;
yo alrededor del sitio donde estabas,
inmóvil, maravillado.
Como naranjo sin flor suspiraba;
entonces, me encandiló la luz
de tus ojos con inmisericordes rayos.
Entre el polvo de las multitudes,
sagrado, benigno, el centro
de tu flor se volvió incandescente.
***
Muéstrame
esa sonrisa
que ha de encender mi lámpara.
Derrama
ese perfume
que enciende mis ciruelos.
Dibuja en mi ventana,
con tu ardiente pincel,
las últimas estrellas.
👏👏
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Una muestra del dulzor del amor… Muy lindo, Luís..😉 Besos y abrazos d luz😘❤🌸
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Muchas gracias, Mamen. Buen día.
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