«La vida es más agradable
sin budas», me dijo
el pato de jade.
«No hay para mí dioses,
tan sólo los designios
del viento de otoño.»
«Huelo el perfume
de la flor de loto
y sonrío, como un tonto.»
***
Almizclado aroma
de mis pensamientos
cuando los grabo en el papel.
Con gesto profundo,
suavemente enojados,
de perfil se muestran.
A veces, me turban.
Llenos de noble humor, parecen
gansos salvajes.
***
El secreto de su corazón
se volvió nube
en la alborada.
En la mañana
temblaron sus ramas,
se abrieron sus flores.
Yaciendo los ciruelos
entre sombras lunares,
su luz se hizo perfume.