Extraño caminante soy que
se atreve a cruzar la maleza
adentrándose en las sombras de la noche.
¡Qué bellas florecillas,
cómo pueden llegar a emocionarme,
solitarias, en los campos de la primavera!
Las miro
y las disfruto…,
aun sin saber su nombre.
***
La lluvia de anoche
guardé en mi corazón,
¡qué frescura!
Absorto, cautivado
por su hermosura, ronronea
el gato junto a la flor.
Al llegar la primavera,
me llegan recuerdos de
hace no sé cuántos años.
***
Por el bosque de bambú,
solo, en la noche,
pasea el poeta.
Amable, susurrante,
la luz de su alma
juega con el viento.
Se imagina tendido en su lecho…
¡acariciando un libro!