
Rigen benévolos astros
la vida de los hombres,
pule el mundo nuestros huesos
antes de rendirlos en el polvo,
trazan los rudos caminos
profundos surcos en nuestra piel
salpicada por tercas manchas de barro.
Cualquier otro eje sería inestable,
tan sólo la plenitud de solidarias banderas
nos ayudará a culminar el viaje.
Cuando los pueblos se hayan dicho la verdad,
volverá el orden a reinar en el cosmos.