
Mi paso es ciega barahúnda
por el voraz desierto
en que transcurren mis años.
Absurda verborrea esconde su rumor
bajo los cráteres de vagabundas huellas
que a mi piel le dieron un aspecto
vago, provocativo, informe.
Mi oficio es acallar la pereza
y atonía de lo urbano,
disolver ese odioso crepitar
de abarrotados círculos,
recoger las hojas olvidadas,
errar por calles sin salida…
Mi anhelo es abandonarme a los besos
de entrañables violetas,
ahogarme en fuertes brazos,
abrazarme a los cipreses que me encuentro,
huir de esos rostros de lenguas frías,
del infinito hastío que ante mí se abre,
anhelar esa mirada que se acerca, relamiéndose,
al ver temblar la copa, ya vacía,
de unos rabiosos labios que,
en otro tiempo, me abrasaron.
👌👌
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