
Un navío es el mañana
avivado por el fuego
de inesperadas emociones.
En su casco resuenan los ecos
de la más oscura noche.
Tiene un suave balanceo,
de pan y leche,
de cama y bicicleta estática,
de preguntas de niños que
no entienden de odios,
de estrellas cuyas llamas no bastan
para acallar las lenguas del infierno.
Pausadamente, me alejo de esta frontera,
ya casi oculta por el polvo,
donde nadie logró poner
fin a esa violencia que vuela,
como un afilado cuchillo,
sobre la hambruna que nos mira
desde lo hondo de un negro precipicio.
👏👏
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Genial poema, Luis!!!
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Muchas gracias por tu amable comentario. Feliz Año.
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