
¡Hela ahí, levantando su copa
con los mismos excesos de siempre!
¿Quién sembró angustia en mi corazón
y derramó ríos de lodo
sobre una voz preñada de poesía?
En su torpe locura se desnuda,
sin conocer su cuerpo,
siguiendo el obsesivo ritmo de la noche,
hipnotizada por los guiños de una estrella.
Tendida en su lecho,
quisiera alcanzar aquel extraño cielo
desde el que descendió la sagrada semilla.
Con ansias de infinito,
en transmundano hervor,
abre sus desmayados labios,
hermanos del silencio,
amigos de la vida,
queriendo apurar el último sorbo
de la marmórea fuente consagrada al amor.
👏👏
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