EL SECRETO DE LAS TRES PRIMAVERAS https://www.edicionesenhuida.es/producto/el-secreto-de-las-tres-primaveras/
RISAS LUNARES Sus risas llenan todo el aposento,la noche se cuela en mi cofrecon lunático rumor.En virginal espejo su candor se refleja,mis ojos escudriñan el recintoen busca de emociones consteladas.Radiante luz penetra cada poro,iluminando la blasfemia de esa luna tan fríaque atraviesa la tersa piel de mis venas.Mi corazón quiere cubrir los huecos,desatar los espacios,esconder los delirios…Bajo aterciopelado mantoescondo mis recuerdos,con ágiles dedossilencio mis palabras.La mentira coagula mi lengua,insólitas presencias,sortilegios soñados…Inaudibles gemidossangran sobre el papel.
TRAS EL TELÓN Tras el telónde la blanca almohada te contemplo,desde tu habitación de párpados nocturnos.Entre las de tu especie,el espíritu nunca claudicay tu alma guerrea contra las horasmanteniendo el rescoldode las últimas llamas.Ya venciste a la noche,quieres ahora conquistar la madrugada.Insaciable,tu piel amazónicate hace buscar el último remansoen la luz de un horizonte que te hace guiños.La noche duermeel alba de tus sueños.
ARENA En mi mapa…,montañas de arena.Fina arena que el viento alejaal compás de un corazón que lateen pos de inalcanzables luceros.Arrastrado por su incesante soplo,indiferente al miedo,me acerco hasta el abismo.Sorprendidos, mis ojoscontemplan una tierrahabitada por misteriosas almasque acompañan mis eternas soledades.Me sabe el amor a espíritu rendido,a inútiles caprichos de fieras desnudeces.Mi piel esparzoen las entrañas de la noche,dubitativas sombrasse adueñan de mis venas.
ME GUSTA Me gusta respirar el aroma de tus sueños, desentrañar el misterio de tus ojos. Me gusta ver abrirse tu sonrisa, sentir cómo florecen las rojas amapolas en lo más hondo de tu oscuro precipicio. Me gusta conocer el origen de tus inciertos nombres, ahogarme en tu profundo abismo y, allí, dejarme arrastrar por el lento caudal de mis recuerdos.
ENTRE LAS HONDAS MANOS Entre las hondas manos del temor se ahogaba el ritmo de mis cuerdas. Mis suspiros se aferraban a las ganas de besar tus ojos a gritos. Vino a romperse el cristal de mis horas al estrellarse en tus gemidos desahuciados, en tus lagos de oscuras aguas, en el dolor abierto en la cintura de tu entraña. ¡Ay, sanguíneas palabras que apenas podían mantenerse erectas! La turbia inocencia perdida, con su piel lánguida, transmutada por el calor de aquel estío, abrió, anhelante, sus brazos y dejó resbalar sus labios por la desnuda raíz que lame tus noches atrapando lunas, deshojando flores, desbrozando luces, anhelando la carnada de tu vientre, saboreando la pulpa de las frutas cosechadas en aquel tiempo de encendidas pasiones en que nuestros cerrojos, sin tregua, chirriaban.
MIS BRUMAS Mis brumas buscan tu día, mis manos buscan tus sales recordando aquel verano en que tus besos hacían latir mi corazón. Fuiste el sol de mis comienzos, el desmayado vientre de mis manos, el cofre de mis hondos secretos, la cruel distancia de unos labios que su verbo hilaban a impulsos del viento grabando nombres en mi carne, vivificando mis letras con los ecos de sibilinos cantos. Así, cuando callaste, me dominó el invierno, me poseyó el olvido y mis noches buscaron un refugio que me atara, para siempre, a la fúlgida llama de tu abrazo.
LO OSCURO MUERDE Lo oscuro muerde, la noche sangra ante la visión infame de un oxidado vientre colgando del abismo. La sangre, penetrada por el sabor del rayo, quedó purificada. Nadie compartió el duelo de mi horrible venganza, ni la herida que me dejó la injuria, ni el halo que rodea mi desconsuelo. Algunos sí, quizás, se conviertan en mis verdugos y besen la espalda del mundo…, pero pocos alcanzarán el vientre de la verdad. Y aún así ríen, exponiendo sus místicos labios al vulgar maquillaje de una grotesca carcajada.
CON CRISTALINA OPACIDAD Con cristalina opacidad, sobre el anillo de mis lunas, ardiente y sensual, se derramó la miel de tus palabras. Un trago de húmeda feminidad recorre mis brumosos bosques. Se colapsan mis cielos, bebo el amargo licor de mi maltrecha orfandad… Mi corazón ha perdido toda esperanza. La insaciable sed de mis exhaustos labios quiso saciarse en nuestra sangre, tan generosamente derramada.