PASAJERO SOY


Pasajero soy de una divina estrella
en la que, con alivio,
vaciar pude mi veneno interior,
mi espanto ante la vida,
la pesadilla de esa inevitable tortura
de ir a tientas,
en el espacio de una consciencia interminable,
para llorar ante lo desconocido
y sumergirme en el cieno brutal
de ese dormir sobre el horror
del que jamás nadie despierta.

ESTA CRUEL SENSACIÓN


¡Esta cruel sensación, esta pena tan mía,
esta vana pesadez, este vacuo pesar,
este incurable sufrimiento de mí mismo,
con sus presuntuosos nuncas,
con su infundado resistirse
a la caricia de un abrazo!
Opresoras sombras me afligen
cansado ya de tanto vacío.
Luego, el sordo desengaño
de esos falsos dioses, ¡oh, fatalidad!,
que me hacen sentirme más solo.

SE MUEVEN MIS HORAS


Se mueven mis horas hacia el sol,
huelo el aroma de los nuevos frutos.
Fina lluvia, derramando sus nimbos,
hace que mis ramas vibren, que
duerma la tierra, que
despunte mi mirada.
 
Despierta la nueva cosecha
bajo una resplandeciente luz,
el día se nos abre,
amor bosteza sus mimos
despertando la sed de los hombres.
Brillan los ojos de una legendaria princesa
con aromas de verdor,
con los susurros de un viejo romance.
Antes de esos brillos todo estaba a oscuras;
antes del intento, el mundo era opaco.
 
Ese frío del pasado,
ese calor del futuro
ilumina la mirada del ahora
despejando los nuevos caminos.
Mi presente se confunde con aquel alba
en el que los dolores del parto
hicieron germinar la cosecha.
Ríe la noche estirando sus brazos,
el día grita su clamor.

NO ES, TAN SOLA, ESA LUZ


No es, tan sola, esa luz
la que brilla entre las velas,
sino la soberbia
que segó la semilla del amor
y la duda,
tejedora de vanas esperanzas,
que hizo rodar las esferas.
 
El destino se acerca reptando,
como avieso gusano.
Sus sedas envuelven los humanos desvelos
y el regio trono de los dioses,
esos dioses que llegaron
para saciarse con las cepas
de los mejores vinos…
 
¡Ay, esos pequeños racimos
que de las vides cuelgan,
siendo hijos del sol, fragmentos
de vida desprendidos del sol,
al reflejar la luz,
merecen todo mi aprecio
como el mejor de los regalos!
 
Hijas de la luz, retoños de los dioses,
las negras uvas, fundidas con lo divino,
derraman sus blancas gotas
de rocío sobre la paz del ara
dando cobijo a nuestros sueños.
 
Todos somos hijos
del dios de la inventiva,
de la imaginaria pulcritud
e inagotable ambición
de un desmayado anhelo…
Los dioses ya están ebrios,
y apenas pueden enderezar el timón
en su obsesivo vagar por los celestes mares.

FÉNIX


¡Esa infantil e insensata utopía
de un potencial sometimiento;
esa agobiante humanidad
plena de instantes condensados
en la agotadora jerarquía
de unos lejanos dioses;
ese letargo indefinido
en busca de lo ignoto
que actúa, sin previo aviso,
y nos ata a un abrazo
que se pierde en la esencia
de una cobarde mirada!
 
La libertad engendra el liderazgo
de una conciencia alegre, tierna,
desbrozadora de hondas adversidades,
danzadora de ancestrales tonadas,
sembradora de nuevas esperanzas.
 
El nacimiento de un niño
es repetidamente glorificado
por el canto del gallo.
 
Las risas de los jóvenes
nos alejan de la muerte y nos acercan
al fénix de la emoción,
al insalvable obstáculo,
al fénix de la esperanza,
a la promesa redentora, al fénix
de la perpetua conciencia.

A LO DESCONOCIDO


A lo desconocido le asusta lo mediocre;
al otro lado mora lo incognoscible.
 
A lo desconocido le aterra lo liviano;
el otro lado nada busca, nada persigue.
 
En lo desconocido habita el genio;
quien llega al otro lado atesora
la más preciada conquista.
 
En lo desconocido no hay recetas;
el otro lado es curioso, ama el cambio
y no persigue recompensa.
 
Lo desconocido no se rinde;
el otro lado persevera, siempre cambiante,
y permanece al paso de los días.
 
Lo desconocido, sin saber nada, todo lo entiende;
el otro lado nunca se abandona
a la nada del entendimiento.
 
Lo desconocido no hace el ridículo;
al otro lado se realiza la perfecta encarnación,
acaso, ¿por qué no?, en este precioso momento.

LIBERTAD


¡Esa libertad,
señora de las bestias!
 
¡Esa libertad,
recreadora de la Naturaleza!
 
¡Esa libertad
de la que emergen nuevas realidades!
 
¡Transformadora libertad
que vuela hacia lo último!
 
¡Atronadora libertad
de incomprensibles rasgos!
 
¡Majestuosa libertad,
tótem sagrado!