
Llevas la libertad
entre tus labios.
Salobres músicas
escapan de tus mares
que saben a fresca marea,
a torre mítica,
a océanos de palabras que se mecen
en exquisito vaivén.
Y es que a veces,
pareces ahogada
en tu propio abismo,
secuestrada en tu luna azul,
habitada por intrépidos amantes
y fantasmales barcos de raídas velas.
Tu corazón nunca descansa.
Tus manos, con reflejos de coral,
el tacto tienen de atrevidas sirenas
que anhelaran construir su brumoso hogar
entre los pliegues de mi alma.