1
Para acoger las aguas otoñales,
abrieron sus copas, jubilosos,
los árboles del río.
Embriagados, se mecen,
¡parece que hubieran
bebido vino!
2
Noche de tormenta;
los fantasmas arrastran
sus pesadas cadenas.
3
Ante la fuerza de la lluvia,
el mundo se ha parado.
4
Llueve;
la vida suena
a nocturno.
5
¡Yo quería luchar
contra el mundo
mañana, mañana…!
Pero el mañana
me aguardó en la esquina.
6
Sólo quien hunde
sus raíces consigue
rozar el cielo.
7
¡Mira al poeta,
cómo riega las flores
con sus lágrimas!
8
Siempre que me reencuentro
con la vida,
hago el amor con ella.