La brisa de la tarde
me canta su canción.
Los cabellos del viento
me muestran su pureza.
Un pulso que no cesa,
caricias del otoño.
***
Una flor de ciruelo,
en sus negros cabellos,
renace cada año.
Al llegar la primavera,
se embriaga mi pecho
con la flor de sus labios.
***
Noche de invierno.
Se empapan de fría lluvia
los bordes de mis sábanas.
Los años encanecen
mis cabellos,
blancos lotos adornan
la amplitud del horizonte.
A través de los cristales,
fiel amigo, me llega
el murmullo del viento.