En el silencio
de la noche de estío
se acrisola la luz de las estrellas.
Le he cerrado la puerta
a aquel invierno en que se helaban
las ramas de mis sauces.
Casi polvo, casi arena,
la nube del recuerdo
impacienta mis sueños.
***
Huyen los días arrastrados
por la fiera ventisca.
¿A dónde van las nieves
tras el súbito deshielo?
La primavera es hermosa;
sus frías aguas,
sacian mi corazón.
***
Soledad
y tristeza,
tonos ocres.
Vaho en los cristales.
Señales en el té.
Viento frío.
Con los colores de la tarde,
sensuales, se tiñen
las trenzas de mis horas.