Gráciles nubes
sobre el estanque
de lotos.
Aquellas aguas fueron
fuente de asombro
en mis primeros años.
Me extasiaba contemplando
al somorgujo,
cabeza abajo y pataleando.
***
¿A qué luz hube de asirme,
desesperado estudiante, para apartarme
de la idea corriente del mundo?
Tras infantil laboratorio,
abrí mi juvenil abdomen
a una incipiente soledad.
En mi vejez, rota la vieja red,
lo paso todo por alto; tan sólo escucho
el murmullo de las olas.
***
Parecía muerto,
oía las voces
de extraños visitantes.
Transcurrían mis días
bajo cielos de plomo.
Furiosas corrientes
me arrastraban fuera
de este mundo.